Los distribuidores de software para ordenadores han dejado de hacer actualizaciones de seguridad y mejoras en Windows 7, por lo que los ordenadores con este sistema operativo han dejado de funcionar. La solución para no tener que comprar un nuevo ordenador es actualizarlo a Windows 10.
A pesar de ello, Microsoft ofrece un plan de actualización, Extended Security Updates (ESU), para que las empresas puedan tener parches de seguridad hasta el 2023 aunque, eso sí, pagando por este servicio. Este año será la fecha límite para actualizar a Windows 10.
Windows 7
Tras los diez años que prometió Microsoft dar soporte técnico a los ordenadores con este sistema operativo, Windows 7 deja de tener un soporte oficial. Ya en 2015 dejó de tener soporte estándar, lo que supuso el fin de las mejoras. Tras esto, el soporte extendido seguía recibiendo actualizaciones de seguridad hasta este mes de enero en el que se queda sin ningún tipo de soporte y, como consecuencia, no será segura su utilización.
En el caso de querer seguir utilizando este sistema operativo, la empresa en cuestión deberá pagar un mantenimiento especial de Microsoft durante los próximos tres años.
Windows 10
La mayoría de ordenadores, sean de sobremesa o portátiles, ofrecen este sistema operativo ya. Para utilizar esta versión hay que instalar el software completo aunque no es gratuito. Para usuarios doméstico, la licencia más rentable cuesta algo menos de 150€.
Esta licencia queda asociada al hardware por lo que estés en el ordenador que estés lo detectará a través de los datos identificadores y la placa base, manteniéndolo siempre activado.
La opción gratuita para actualizar a Windows 10 pasa por descargar la herramienta que permite realizar la actualización. Es muy importante aceptar la opción que permite conservar los archivos, aplicaciones y configuraciones que se tenían en el windows 7. Para que el sistema trabaje con más fluidez es recomendable hacer instalaciones desde cero en Windows 10.