La crisis climática ha dado pie a todo un movimiento en contra del cambio climático y a favor de nuevas formas de protección de nuestro planeta. Esta tendencia por cambiar nuestro antiguos hábitos por otros más ecológicos se ha trasladado también a los hogares. Hay quien piensa en reducir el consumo por cuidar el medio ambiente, y también hay quien lo hace por gastar menos y ahorrar dinero cada mes. Todas las opciones son completamente válidas, y es beneficioso en todos los sentidos, tanto para el planeta como para tu bolsillo.
El problema en algunos casos es no saber cómo reducir dicho consumo. Aunque algunas compañías de electricidad ofrecen precios asequibles, no está de más ser conscientes de nuestro consumo. ¿Aún no sabes como hacerlo? No te preocupes, te traemos 7 consejos para reducir la cantidad de luz que utilizas.
1. Evita el uso excesivo de los aparatos
Son muchos los aparatos con los que cuentan gran parte de los hogares españoles. Todos estos electrodomésticos generan mucho consumo y si no se le presta la atención suficiente pueden llegar a utilizarse de manera excesiva sin necesidad.
El primer electrodoméstico con el que puedes ahorrar es la secadora. Si hace buen tiempo y necesitas secar la ropa, lo mejor será que la tiendas en el exterior para que el sol haga el trabajo. Aprovechando esos días de luz y sol podrás generar un gasto menor.
En cuanto a la lavadora, el ahorro puede venir gracias a la limpieza del filtro. Si lo mantienes limpio el aparato podrá lavar tu ropa con mucha más facilidad. Por ello tendrá que hacer un menor esfuerzo y gastará menos luz.
Siempre que puedas evitar el uso de alguno de los aparatos déjalos descansar, y no olvides llevar un buen mantenimiento para que puedan funcionar sin esfuerzos innecesarios.
2. Desconecta tus aparatos si quieres reducir el consumo
Para evitar el uso de la electricidad no basta con apagar el aparato. Aunque no lo estés usando y esté apagado, si se mantiene conectado a la corriente estará utilizando electricidad. No será tanta cantidad como cuando está encendido, pero si lo desconectas podrás comprobar que se produce un cambio en tu factura a final de mes.
Esto ocurre con la televisión, con el microondas, con el horno, etc., que suelen estar la mayor parte del día conectados. Lo mejor es hacer un uso inteligente de estos y conectarlos cuando los vayamos a utilizar, puesto que son electrodomésticos que emplean bastante electricidad.
3. Cambia tus bombillas
Los tipos de bombilla que se pueden comprar actualmente se han multiplicado. Entre ellos se encuentran determinadas bombillas que generan un consumo menor que las tradicionales. Éstas emplearán la mitad de electricidad que una de las habituales, lo que se verá reflejado en tu gasto total.
Aunque este parezca un detalle sin importancia, si tienes una o varias bombillas encendidas durante todo el día estarás gastando energía de manera innecesaria. Por ello, optar por una bombilla de bajo consumo hará posible que la tengas más tiempo encendida sin tener que arrepentirte cuando recibas la factura.
4. Mantén las luces apagadas para reducir el consumo
Pero cuando hablamos de dejar la luz encendida nos referimos al caso en que sea necesario. Si pasas la mayor parte del día en una habitación será la bombilla de esa habitación la que podrás tener encendida. Tendrás que apagar el resto de luces de la casa puesto que si no hay nadie en las habitaciones no hay razón por la que mantenerlas encendidas.
Por tanto, teniendo esto en cuenta será fácil disminuir la electricidad utilizada, la repercusión que ésta pueda tener en el medio ambiente y, además, la cifra a pagar a final de mes no se verá elevada. Notarás una gran diferencia.
5. Aprovecha la luz del sol
Si tienes la suerte de vivir en un lugar luminoso en el que los rayos de sol entran con facilidad durante gran parte del día, aprovéchalo. La luz natural siempre es mejor que la artificial. No supone un gasto de energía, no daña al medio ambiente, y no te cuesta dinero. Si hace un día soleado lo mejor será que subas la persiana y dejes pasar el sol. De esta manera tu consumo dejará de ser tan elevado puesto que no tendrás la necesidad de encender las luces.
6. Regula las temperaturas de tu casa
Muchos de los aparatos que tenemos en casa sirven para regular la temperatura. La temperatura del hogar gracias a la calefacción, la temperatura de los alimentos gracias a los frigoríficos, etc.
La temperatura que configuremos en cada uno de los electrodomésticos puede marcar una gran diferencia en el consumo, es decir, se debe regular de la forma apropiada. Por ejemplo, la temperatura de la nevera podría ser correcta entre 2 y 3 grados.
Los meses de verano y de invierno suelen acarrear grandes facturas. Esto se debe al intento por mantener la casa a una temperatura agradable cuando fuera hace mucho frío o mucho calor. Es importante, por ello, que seas capaz de encontrar la temperatura adecuada en cada uno de los casos.
Además existen aparatos inteligentes que permiten ser configurados de tal manera que la temperatura suba o baje a determinadas horas. Esto hará posible que haya un consumo menor durante la noche o durante el día, según tus situación y según los momentos en los que más tiempo pases dentro de casa.
7. Debes reducir el consumo de agua caliente
Otro de los factores que pueden disparar la cifra a pagar en nuestra factura es el agua caliente. Volvemos a insistir en que no se utilice una temperatura excesiva. El agua a unos 17 o 20 grados es suficiente.
Es habitual lavar los platos con agua caliente. Esto tampoco tiene por qué ser así forzosamente, puedes utilizar el agua sin necesidad de encender el agua caliente para este fin.