Aunque de las bombillas inteligentes se hable hoy, la domótica es una serie de innovaciones tecnológicas que empezaron a cobrar renombre a principios de siglo. Los defensores de la domótica creían en dotar a las viviendas de sistemas integrados que automatizaran muchos de sus dispositivos. De esa forma se podría aumentar la eficiencia de los sistemas de calefacción, de la seguridad, de la iluminación, o de los dispositivos recreativos.
Sin embargo, con el paso de los años, cada vez se habló menos de ella. Las casas domóticas eran muy caras, y no eran muchos los dispositivos compatibles con los sistemas integrados.
Sin embargo, el advenimiento del Internet de las Cosas, en esta última década, ha permitido lo que la domótica de la década pasada no pudo. Actualmente, gracias a las funcionalidades ampliadas mediante las redes WiFi y a la conectividad de muchos dispositivos a la red, es posible emplear Internet para convertir nuestra casa en una vivienda domótica. Aplicaciones como Google Assisstant o Alexa están pensadas para controlar y programar los dispositivos domóticos de que dotemos a nuestra vivienda. Uno de los más señalados con las bombillas inteligentes.
Qué es una bombilla inteligente
En realidad, llamarlas bombillas inteligentes es un poco equívoco: no son tales, símplemente son dispositivos programables con conectividad. Pero en la práctica, este tipo de lámparas se han hecho con este epíteto a base de bien, por lo que deberemos referirnos así a ellas. Las llamadas «bombillas inteligentes» no son otra cosa que lámparas que, como cualquier otra bombilla, sirven para iluminar nuestras viviendas. La cuestión es que estos dispositivos son controlables mediante el móvil o cualquier otro dispositivo conectable a las mismas WiFi o bluetooth.
Al ser programables, podemos ordenarles que se enciendan a ciertas horas, sin requerir de nuestra intervención directa, o que lo hagan en caso de que ciertos parámetros se cumplan. Por ejemplo, podemos programar nuestras lámparas para que se enciendan cuando no haya nadie en casa a ciertas horas, y, así, desalentar robos.
Bombillas LED
Prácticamente todas las bombillas inteligentes existentes en el mercado son de tecnología LED. Tiempo hace que este tipo de dispositivos superaron a otras luminarias. Son tremendamente más eficientes, especialmente que las bombillas incandescentes, y bastante más que las de bajo consumo.
Además, no emiten calor, ya que toda la energía que gastan es transmutada en luz. Tienen un mayor tiempo de vida, y permiten ser reguladas en intensidad. Además, las bombillas LED pueden ser equipadas con sistemas para cambiar el color de la luz de forma dinámica.
La única pega de las bombillas LED es que son más caras que el resto de luminarias, aunque su relación calidad-precio las ampara. Además, las bombillas inteligentes no son dispositivos baratos, y casi todo el coste de las mismas se dedica a su conectividad. Es importante dotar a un aparato tan caro de una buena luminaria, pues el agotamiento de su vida útil no nos saldría precisamente barato.
¿Cuánto ilumina esta bombilla inteligente?
Es frecuente preguntarse cuánto ilumina una determinada lámpara, especialmente si vamos a hacer un desembolso importante para conseguir bombillas inteligentes. Lo primero es determinar su uso: ¿nuestra bombilla va a dedicarse a iluminación principal o complementaria? Si va a iluminar de forma decorativa, o va a complementar a las lámparas principales, no necesitamos una gran potencia. Probablemente, en esos casos, lo que nos interesa más son sus capacidades regulables o su rango de color. Pero si la bombilla que buscamos es para iluminar una estancia, es importante saber si va a bastar.
Una regla general para calcular esto es saber que cada watio de potencia de una bombilla led equivale a alrededor de 70 lúmenes. De este modo, una bombilla LED de 3 watios generaría alrededor de 210 lúmenes, y podría sustituir a una bombilla incandescente de 30 watios, mucho menos eficiente en su consumo.
La clave: los lúmenes
Pero, ¿cuántos lúmenes hacen falta por habitación? Ese número depende de muchos factores. Si la estancia tiene un techo más elevado, necesitará más lúmenes. En cambio, si es amplia, también lo hará. Si en las superficies de la habitación predominan los tonos oscuros, o los colores apagados, necesitaremos iluminarla más, ya que estos colores absorven la luz.
Por el contrario, si en la estancia predominan los blancos o hay muchos espejos, la cantidad de luz necesaria se verá reducida. La propia bombilla también influye, ya que el ángulo de apertura de la lámpara determinará la expansión o la concentración de su cono de luz.
Como regla general, podemos aventurarnos a dar unos cuantos parámetros mediante los cuales podremos empezar a calcular cuánta luz necesitamos. Estancias en las que es necesaria mucha luz por el tipo de trabajos que en ellas se realizan necesitan a partir de 500 lúmenes, como es el caso de las cocinas o de las habitaciones de trabajo o de estudio. En cambio, en otro tipo de habitaciones no es necesaria tanta luz. Dentro de las habitaciones promedio, 150 lúmenes bastan. En un baño estándar, podemos contentarnos con 200 lúmenes, así como en un salón habitual.
Color de la luz
Todas las luminarias LED tienen una potencia lumínica regulable. Eso quiere decir que puede modificarse el amperaje de las bombillas para cambiar la intensidad de luz que arrojan. Pero, además, muchas bombillas iteligentes pueden también cambiar el color de la luz que emiten.
Este tipo de bombillas regulables se denominan RGB, ya que usan pequeños leds de tres colores; rojos, verdes y azules, para determinar el color deseado. Si las lámparas led no son de calidad, es probable que nos encontremos con saltos desagradables al cambiar de color o de intensidad. Las bombillas inteligentes con este tipo de luz son muy útiles para sincronizarlas con otros dispositivos, como equipos musicales o consolas de videojuegos. Así, podremos ver cómo el color y la intensidad de la iluminación de nuestra estancia cambia de forma dinámica con los cambios de la música o de la narración.
Las bombillas RGB también son muy útiles como lámparas complementarias, ya que nos permitirán ajustar el tono general de nuestra estancia, aportando un juego de colores atractivo y vistoso. Estas bombillas RGB pueden generar hasta 16 millones de colores mediante esta combinación de tres tonos.
El color de la luz se mide en grados Kelvin
En cuanto a las bombillas sin colorimetría regulable: es importante que nos fijemos, al igual que en cualquier otra bombilla, en el color de su luz. Para hablar de este aspecto tenemos que usar grados Kelvin, que es la escala empleada para hablar del color, o temperatura, de la luz. Es importante destacar que no estamos hablando de cuánto calor arrojará la bombilla, que es nada en el caso de las lámparas led, sino del color de su luz exclusivamente.
El color de la luz blanca se sitúa en los 4500 grados kelvin. Si vamos a colocar nuestra luminaria en un lugar de nuestro hogar en el que no necesitamos realizar tareas complejas, como nuestro comedor, es importante que la iluminación sea cálida, acogedora. Para ello, emplearemos un blanco más cálido, más amarillo. 3.000K servirán perfectamente, ya que es el color de las bombillas incandescentes tradicionales. Si, en cambio, buscamos iluminar de forma intensa un entorno de trabajo, a partir de los 5500K nos servirán, ya que la luz de color más frío es más fría es más energética, y, por tanto, nos ayudará a elaborar tareas.
Controlar mis bombillas inteligentes
Lo fundamental es entender que una bombilla inteligente no es otra cosa que una lámpara LED convencional a la que se le ha instalado un aparato para conectarla a otros dispositivos. A qué dispositivos puede o no conectarse es el principal factor diferenciador al determinar con cuáles hacernos y cuáles no nos servirían.
Podemos empezar hablando de la principal diferencia: si tienen o no HUB. Un HUB es un aparato al cual varias bombillas se conectan mediante WiFi o bluetooth. Un HUB, por tanto, nos obliga a que todas las bombillas de nuestra vivienda, si queremos controlarlas mediante los mismos sistemas, sean de la misma marca y tengan los mismos protocolos. Lo habitual es que estos HUBS sean controlables desde aplicaciones en el móvil o en el ordenador, incluso a distancia, por lo que la única limitación que nos imponen es que todas las bombillas tendrán que ser compatibles. A cambio, este tipo de sistemas es habitualmente ligeramente más barato.
Por otro lado, muchas lámparas LED cuentan con sus propios sistemas para conectarse a Internet por sí mismas, y son controladas mediante aplicaciones en el móvil. Este tipo de bombillas no requieren de un HUB que les haga de puente entre ellas y los dispositivos del usuario, por lo que nos ofrecen una mayor autonomía a la hora de programar todo el ecosistema de nuestra casa.
«Alexa, enciende las luces»
Cada vez es más habitual que los dispositivos con Internet de las cosas cuenten con compatibilidad con los asistentes de voz más populares del mercado. Si contamos con el asistente de Amazon, Alexa; o con el de Google: Google Assistant, o incluso con el software de Apple: Homekit, es importante comprobar si nuestras nuevas luces podrán ser controladas mediante este tipo de programas.
Aunque las características de programación de nuestras luces más minuciosas probablemente tengamos que hacerlas mediante una interfaz clásica, es mucho más sencillo dejar que un asistente por voz ejecute estas rutinas o realice acciones simples mediante nuestra voz.
Sin embargo, también es importante tener en cuenta que solo las grandes marcas suelen incluir integración de forma remota con asistentes de voz, y por ello, suelen ser más caras este tipo de bombillas que las de marcas menores o más económicas. Al final, las bombillas inteligentes no constituyen una necesidad, sino, más bien, una comodidad, un bello capricho, y depende de ti como usuario analizar cuánto dinero estás dispuesto a invertir para domotizar tu casa y qué tipo de bombillas son las más adecuadas para tu vivienda.
También ten en cuenta que la domótica nos permite implementar formas de reducir nuestro consumo de energía si la empleamos de forma adecuada, mediante sistemas de ahorro y otras funcionalidades. Echa un vistazo a este otro artículo para descubrir cómo implementar una iluminación inteligente.